Bluefields cuenta con un Centro de Desintoxicación y la Comunidad Terapéutica de Adicciones
En la ciudad de Bluefields, desde el año 2010, existe el Centro de Desintoxicación, ubicado en las instalaciones del Hospital Escuela Ernesto Sequeira Blanco.
En los últimos años el Caribe Sur en general, enfrenta un serio problema en cuanto al alcoholismo, tráfico de drogas y expendios que se han establecido en diferentes partes de la región.
En el centro las personas que aceptan tener la enfermedad de consumo de drogas o alcohol de manera voluntaria acceden a ingresarse para que los médicos valoren si hay traumas ocultos, hepatopatía, gastropatías, problemas esofágicos, intestinales, anemias, desnutrición, dermatológicas, oculares y auditivas.
Otra alternativa que brinda el Centro de Atención Psicosocial (Caps), es que la persona enferma decida trabajar bajo la desintoxicación ambulatoria, que significa quedarse en casa, llegar a las citas en el Centro de Atención Psicosocial y no consumir drogas o alcohol.
Los especialistas mediante los encuentros con los pacientes valoran si hay avances, de lo contrario recomiendan en primera instancia que vayan a ingresarse al Centro de Desintoxicación, por tiempo indefinido, hasta que el hombre o la mujer sientan que son capaces de reintegrarse a la sociedad y luchar para no volver a consumir.
El psiquiatra y Director del Centro de atención psicosocial (Caps), Rubén Dávila, dijo que los drogodependientes viven una muerte social, por el estigma en el que se desarrollan, donde muchas veces las familias son las primeras en rechazarlos y expulsarlos, dejándolos en abandono total.
“La drogadicción y alcoholismo es un problema de salud pública, es un mal que daña al individuo que consume, a la familia y la comunidad, por eso es importante buscar ayuda, que no escondan a sus familiares con esa enfermedad al contrario que los insten a aceptar su padecimiento para que inicien con todo lo necesario y así superen su enfermedad”, explicó el psiquiatra.
Lo importante en ese proceso es que las familias de los pacientes se involucren en su rehabilitación, que los lleguen a visitar, que les den amor, subrayó el psiquiatra Rubén Dávila.
La Comunidad Terapéutica sobrevive gracias al apoyo de muchas personas que hacen sus donativos: comida, verduras, la alcaldía paga el cable y el servicio de electricidad.
A su vez el Ministerio de Salud a través del Caps, tienen a especialistas y enfermeras para atender ese espacio, que ha recibido a muchas personas con la enfermedad en mención, algunos se han recuperado y otros tristemente recaen.