En octubre de 2017, la ciudad de Bluefields se convirtió en la sede del primer call center del Caribe nicaragüense.
El proyecto, llamado Outsourcing BICU, fue operado por la empresa Quality Contact Centers (QC2) y representó una inversión de más de medio millón de dólares, con el apoyo del Gobierno regional, la universidad BICU y la empresa privada.
Con una capacidad inicial para 200 operadores, el centro se presentó como una solución para frenar la migración de jóvenes a Managua. Se prometían salarios competitivos de entre USD 280 y USD 500 al mes, más comisiones.
La idea era que los jóvenes costeños pudieran cubrir sus necesidades y ahorrar sin tener que incurrir en los costos de vivir en la capital, como el alquiler y el traslado de sus familias.
Región con talento pero en el abandono
El proyecto se apoyaba en la infraestructura de fibra óptica ARCOS-1 y en el talento bilingüe de la región, con el objetivo de convertir a Bluefields en un nuevo epicentro del outsourcing en Centroamérica.
Sin embargo, a más de siete años de su inauguración, no hay registros públicos sobre su continuidad, expansión o cierre. Esta falta de información genera dudas sobre la sostenibilidad de la iniciativa.
Bluefields enfrenta desafíos significativos que podrían haber afectado el proyecto, como la falta de electricidad estable, la fuerte centralización económica en Managua, la menor confianza de los inversores en regiones alejadas de la capital y una crisis política que ha limitado la iniciativa privada.
El edificio hoy lo ocupa UNEN.

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