Es uno de los principales personajes de Bluefields. Una mañana decidí visitarlo en las oficinas de la Fundación Autónoma para el Desarrollo de la Costa Atlántica de Nicaragua (FADCANIC), donde ejerce el cargo de director. Con hospitalidad me atendió la recepcionista y se comunicó por teléfono con él. De inmediato subí al segundo piso. Al fondo del mismo tiene su despacho. Es el profesor Hugo Sujo Wilson. Me identifiqué y comentó haber conocido a mi padre. Le expliqué que deseaba hacerle una entrevista y quedamos para el día siguiente. Comparto con ustedes una de las conversaciones más amenas e interesantes que he tenido en estos meses.
Estimado profesor, coméntenos sobre sus orígenes, sobre su familia.
Siempre digo en conversaciones entre amistades y personas que me hacen esa pregunta, me gusta decir siempre que yo tengo todititas las razas de la humanidad, no me pueden mencionar una sangre de una raza que no tengo, tengo sangre negra, sangre china, sangre indígena, de blanco, todos, todos, de todas las razas. Pero me considero, me identifico como un verdadero negro creole.
¿Pero cual es el origen de su apellido, Sujo?
Es chino, mi papa es un chino de Cantón. La mayoría de los chinos que vinieron a Bluefields eran de Cantón. Usted se acuerda de que Zelaya prohibió la entrada de los chinos, pero siguieron entrando legales e ilegales, sobornando a los oficiales, no pudieron parar jamás la inmigración china y había dirigentes políticos en Nicaragua que hablaban cosas muy denigrantes de los chinos, decían que eran la peor raza de la tierra. En el barrio donde vivo yo, siempre he vivido allí, en la corta calle donde nací en Punta Fría, había tres tiendas chinas; uno de esos chinos se metió con mi mamá o mi mamá se metió con él, no sé cómo fue, pero yo soy el producto de ellos.
¿Como se llamaba su Papa?
Carlos Sujo; bien conocido por entre los negros del barrio como Charles. Él se trasladó, cuando las cosas iban mal en Bluefields, a Boaco. Era un nómada de verdad.
¿Como se llamaba su Mama?
Elena. En esos tiempos los extranjeros se metían con las mujeres locales. Es una hija de un norteamericano. Eran los tiempos del auge del banano. Ella es media yankee. Tengo una hija, la doctora Katia Sujo, como es nieta de ella, puede verse la herencia indirecta.
Coméntenos sobre su niñez y adolescencia.
Mi familia, de parte de mi mamá, era de los más pobres del lugar. Nací en la pobreza. He estado trabajando desde que tengo memoria, desde los 8 o 9 años estaba vendiendo en el barrio, pattie, johnny cake, vendiendo de todo y buscando chamba. Cuando llegue a mi adolescencia, a los 15 o 16 años, junto con otros muchachos de los barrios, nos metimos a todo, en botes de canalete a pescar y en otras cosas como poder ganarse la vida.
¿Estudió aquí en Bluefields?
En esos tiempos había algunos criollos que tenían una instrucción relativa, tenían pequeñas escuelas en casas particulares, eran unos buenos viejos maestros, algunos eran misioneros, algunos negros muy educados de origen jamaiquino que también estudiaron en Jamaica y daban clases. Eran misioneros, uno de mis primeros maestros era el abuelo del doctor Cyril Omier, en el barrio usaban esos libros ingleses que se llamaban Star Reader y Royal Star Reader. Esos libros abarcaban un poquito de todo: historia, geografía y tenían un glosario, un tipo de diccionario después de cada lectura. Yo llegué hasta el quinto grado en esos libros, por eso aprendí mucho de la cultura e historia inglesas.
Ya en el quinto grado, mi mamá fue al colegio Moravo. La directora era Miss Marx y ella me contó que mi mamá llegó donde ella con lágrimas en sus ojos pidiéndole una beca para que estudiara en el Colegio. Yo había llegado hasta el quinto grado sólo en inglés, pero eso sí, daban también matemática, aritmética. Cuando llegué al colegio Moravo, yo no sabia ni abc en español y por eso me bajaron hasta tercer grado. Pero me resultó fácil por la aritmética y las otras clases. Allí me bachilleré en 1955. En esos tiempos daban la calificación y vino el tribunal de Managua a hacer el examen de bachillerato. Fui uno de los dos o tres que se bachilleró con notas de sobresalientes.
Yo abandoné los estudios en secundaria como dos o tres veces por la necesidad de trabajar antes de recibirme. Una vez, cuando estaba en tercer año, un grupo de muchachos nos fuimos a Managua, no había carretera, fuimos en un bote por el río hasta el Recreo y de allí a pie hasta donde llegaba la carretera y nos dieron raid, éramos doce jóvenes en busca de trabajo. Estando en Managua, mi mamá me mandó una carta triste diciéndome que escribía con lágrimas en sus ojos y pedía que regresara. No pude aguantar y regresé precisamente cuando conseguí un trabajo, un empleo con la TEXACO por medio de un amigo que trabajaba allí, exalumno del colegio Moravo, llamado Gonzalo Sequeira; él me presentó y cuando llegué el jefe encantado me dijo que siempre habían querido emplear a un muchacho bilingüe.
Cuando regresé a Bluefields, mi mamá fue al colegio y le pidió a Miss Marx que me aceptara y me aceptó contra todo el reglamento y la ley por la ausencia larga; ella escribió una nota que decía “matricula renovada” para que se la enseñara a todos los profesores y de aula en aula la iba enseñando. Cuando aparecí el primer día y anduve en las calles, todos mis viejos compañeros jodieron diciendo que era un fantasma. De allí continúe y logre bachillerarme. Cuando me bachilleré, mi único objetivo de bachillerarme era para estudiar derecho porque vivía enamorado de la profesión de abogado y todavía sigo estando enamorado de esa profesión.
Al bachillerarme, Miss Marx me pidió dar un año de clase y como no tenía trabajo ni nada más, como quien dice ni otro palo donde ahorcarme, decidí quedarme dando clase un año. Y me quedé dando clases desde 1955 a 1998. La mayor parte me quede allí trabajando, una gran parte de mi vida, la mayor parte, un total de 43 años.
Coméntenos de sus tiempos en el CIDCA
Cuando se fundó CIDCA, con el primer gobierno revolucionario, ya no podía vivir del sueldo de maestro y solicite trabajo en CIDCA. Estaba de colaborador un norteamericano negro, llamado Edmundo Gordon, que era el director y Charles Hale. Encantados me recibieron, siempre dijeron que querían a alguien como yo allí. Edmundo dijo: Sujo, vos y yo vamos a poner a Bluefields en el mapa.
Con la ayuda de Mundo y algunas de las clases de mi carrera universitaria breve, fui tomando unos cursos de profesionalización en Managua y me contagiaron con la investigación histórica. Tenía un profesor de historia en Managua llamado Roberto Fuentes que simpatizaba mucho conmigo. Me interesé mucho por la historia y las técnicas de investigación. Eso fue en la UNAN, en la facultad de Ciencias de la Educación, y tenía una escuela de profesionalización para los maestros empíricos. Casi todos mis profesores en la primaria y secundaria, jamás tuve un profesor titulado, eran empíricos, eran bachilleres, eran muy buenos, por eso digo que los buenos bachilleres de antaño equivalen a más que los licenciados de ahora.
¿Que lo motivó a escribir la Historia Oral de Bluefields?
Había muchos cuentos, supersticiones, y cosas curiosas e interesantes. Se publicó en 1998, pero fue escrito tal vez diez años antes porque no había oportunidad de publicarlo, publicar era misión imposible y el CIDCA lo publicó. Me motivó recoger las creencias, supersticiones, costumbres y ciertos conceptos erróneos que se tenían de los bluefileños. Siempre me ha gustado, no sé si es una virtud o vicio combatir ciertas cosas. Yo le dije a mi esposa, después de este artículo El 11 de octubre no es el cumpleaños de Bluefields, que un día de estos la gente me va a linchar. Hay cosas erróneas.
¿Qué cree que le hizo falta incluir en la Historia Oral de Bluefields?
Si yo me pusiera a pensar, hallaría muchas cosas. Muchas personas me dicen hace falta esto, falta esto otro. Algunos personajes populares, yo no tengo todo, solamente algunos criollos, pero faltan unos mestizos. Si me pusiera a pensar. Yo por eso digo que esto es sólo el comienzo y me gustaría que otra persona lo continuara. Esto fue lo primerito, nadie antes había escrito algo de esta naturaleza. Estudiantes universitarios vienen a visitarme a cada rato para utilizarlo como referencia de sus investigaciones. Pero a mí me gustaría ver una versión aumentada.
¿De los buenos tiempos, que es lo que más añora de su Bluefields?
Bluefields, man, cualquier persona de mi edad debe recordar que Bluefields era mas sano, moral y socialmente. Yo no estoy de acuerdo con el famoso dicho de que todo tiempo pasado fue mejor. Todavía Bluefields tiene sus cosas buenas, pero sí, en el pasado habían algunas cosas: más seguridad ciudadana, seguridad en el hogar, en las calles, más empleo, menos hambre. La gente más pobre vivía comiendo gallo pinto con coco y pescado y carne de monte. Todas esas cosas ahora no son comida de pobre. Se podían ver en el solar de cada hogar de Bluefields árboles frutales, uno o dos árboles, mangos, caimitos, aguacates, así como pequeños huertos detrás de las casas con plátanos, banano, yuca, quequisque, etcétera. Ahora no y todo es caro.
¿Qué es lo que más le preocupa de la situación actual de Bluefields?
A mí, como yo tengo una vena política, lo que a mí de disgusta es cómo los políticos locales y las personas electas a puestos de responsabilidad obedecen a Managua, reciben órdenes de Managua a pesar de que estamos viviendo legalmente un proceso de autonomía y que por nuestra propia culpa no tenemos el valor de implementarlo debidamente. Seguimos dependientes, casi todos lo políticos, principalmente los de los grandes partidos Nacionales, reciben ordenes de Managua y algunos lo dicen descaradamente para justificar su conducta. Cuando un hombre no tiene autonomía no tiene nada más. Los políticos locales sienten que la sede de poder en todos los partidos está en Managua y que sin ellos no pueden adelantar personalmente; para mí eso es vergonzoso.
Yo militaba en el partido liberal, bajo el régimen de más de uno de los Somoza, en mi juventud. Yo no era de ese tipo de políticos. En aquellos tiempos era el departamento de Zelaya, y yo por mis escritos e información era dirigente sindicalista y armaba mucha bulla en la política local. Tenía un movimiento fuerte y con otros jóvenes dirigentes, usted sabe cómo es la juventud, a veces loca y vanidosa, nos jactábamos diciendo que los que no nos respetaban nos temían, por nuestros escritos y nuestra dirigencia. Y llega un momento que los grandes partidos tradicionales de las dos paralelas históricas, para fortalecerse ellos, el partido liberal me agarro a mí y el conservador a Cash. Él continúo en la política, pero yo decidí retirarme porque las cosas se pusieron demasiado sucias y hasta la vez son así. Los políticos hasta la vez también son malditos. Y pensando en mi familia y en mis hijos decidí retirarme. Como liberal escalé lo puestos mas altos que cualquier costeño podía alcanzar, me nombraron gobernador del departamento de Zelaya, se conocían como jefes políticos y eran nombrados por el presidente. Yo no pude cambiar ni guardar silencio.
Cuando fui gobernador teníamos aquí en Bluefields un buen comandante militar que se portaba bien con la gente, un coronel, el coronel Adrián Gross, y cuando se iba hicieron una gran despedida para él en el Club Social y me invitaron, no como un gran miembro de la alta sociedad, sino como jefe político. Usted sabe cómo son las fiestas, uno debe hablar, dar su discursito. En esa despedida del coronel Gross, como siempre joven fogoso, también le di un discurso fogoso y dije que lamentamos que se va el coronel Gross, un hombre tan bueno como él, pero que aquí en Bluefields también muchos saben en carne propia lo que hace la guardia. Al día siguiente comenzaron a llover telegramas al general Somoza diciendo que el jefe político atacó a la guardia. Eso fue el fin mío como el político gobernador. Me sacó Somoza de la manera más humillante y descortés, no como lo hacen mandando un telegrama diciendo gracias por sus servicios, sino que nombraron inmediatamente a Luciano S. Benoit en mí lugar. Al día siguiente sin comunicarme nada, llego a mi casa personalmente a enseñarme el telegrama, yo no dije nada y caminamos, porque no había taxis, a la oficina para entregarle.
¿Desde entonces abandono la vida política?
No, no. Continúe escribiendo, interviniendo, criticando y reclamando. Cuando se descachimbó, en buen nicaragüense, el gobierno liberal somocista, todos los grandes liberales y ex funcionarios huyeron. Lo único que hice por desconfianza, en una de esas migraciones, mandé a toda mi familia a Costa Rica por miedo a algunos fanáticos. Mi orgullo no permitía que corriera. Cuando era diputado existía la práctica de tener deudas y no pagar, y conseguir libres para importación de vehículos para venderla pero yo nunca las vendí. Yo era suplente de doña Alba Rivera y cuando fue nombrada ministra de educación ocupé su lugar por dos años. Cuando dejó de ser ministra volvió a ocupar su curul. Muchos amigos me decían que era baboso porque no me aproveche de eso. Por eso no tenía razones de huir, no tenía nada que temer.
Y cuando el nuevo gobierno Sandinista decidió, tuvo anuente y por razones tácticas políticas, dar la autonomía, me invitaron a participar. Yo no tenía nada de eso en mente. Algunos fanáticos sandinistas sabían que trabajaba como liberal con Somoza y me respetaban, así que me involucré.
¿Cuales son sus preocupaciones actuales?
Es humillante, me da vergüenza cómo actúan los políticos. Muchos son amigos míos, pero no tienen el valor cívico, político, ni moral. Yo tuve el valor de decirle en su cara lo que pensaba al coronel Gross, eso me costó el cargo, eso fue mi caída en tiempos de Somoza.
¿Cómo quisiera, como le gustaría ver Bluefields?
A mí me gustaría que muchos jóvenes se metieran a política por razones sanas, cívicas, con independencia de los partidos nacionales, eso sería lo ideal. Fui uno de los fundadores de una organización negra llamada OPROCO, Organización Progresista Costeña, junto con Charles Mitchell, Foster Downs, Roberto Hodgson, entre otros; ese fue un movimiento de negros bien fuerte. Algunos trataron de denigrar el grupo llamándonos racistas. Tuvimos que hacer eso porque en esos tiempos ningún criollo fue nombrado en una posición importante en el gobierno. Nosotros buscábamos defender los derechos de las etnias criollas, buscar el progreso y comenzamos a construir la carretera, la trocha hacia Kukra River, con kermeses, rifas y un montón de actividades y trabajo voluntario, pero llegamos al convencimiento que no se podía construir con eso. Había un joven de Bluefields, asesor de Somoza para la Costa, y acudimos a él, no voy a mencionar su nombre, y talvez para ahorrarle dinero al gobierno de Somoza y quedar bien dijo que la carretera no era viable. Por la presión que ejercimos, mandó a un ingeniero que lo llevamos hasta Kukra River con un baqueano, y regreso caminando y rindió su informe diciendo que no era factible. Luego en una mesa de tragos dijo que debía informar así porque tenía miedo de que lo mandaran a construir esa carretera. Conseguimos una contribución del gobernador de Wisconsin, pusimos un monumento allí en la entrada con una placa agradeciendo esa contribución, creo que se la robaron porque últimamente ahora venden todo lo de metal. Lo mismo que hacia Twee Twee, pero éste era honrado, hombre fuerte y milagroso que buceaba en el fondo. Era un hombre misterioso.
Quiero ver a la juventud asumir, tomar posesión dentro del verdadero espíritu de la autonomía. De eso nos acusaban a algunos, cuando estábamos trabajando el proyecto de autonomía, de ser separatistas, pero la autonomía puede ser una realidad funcional como en muchos países, como en España.
¿Qué balance hace de la Autonomía?
Tenemos dos universidades funcionando y en plena vigencia un programa de educación intercultural, bilingüe, y lo de la salud y el simple hecho de poder de elegir nuestras propias autoridades, aunque no sirvan, pero es algo. En los mismos estatutos de la Autonomía, en la letra de la autonomía, tenemos derecho a disfrutar de una parte justa de lo que producimos, pero no se cómo va eso en concreto.
¿Qué opina de que muchos Costeños ocupan cargos públicos de alto nivel en este gobierno?
Ningún gobierno nacional antes ha dado a los criollos tantos puestos de significación, puestos altos como embajadores, etcétera. Y más importante, seamos sandinistas o no, tenemos que reconocer que el gobierno sandinista es el primero en la historia que ha estado anuente a darnos una autonomía política. Aunque en la historia, antes de la incorporación, éramos un pequeño estado casi independiente bajo el dominio de los ingleses, era una autonomía también. Por eso digo que el presente proceso de autonomía que estamos viviendo no es algo nuevo, es la recuperación, la reconquista de la autonomía que conocieron nuestros antepasados, gracias al movimiento político e inteligente de los sandinistas darnos eso. Aunque para algunos nicaragüenses esto era un riesgo, pero nosotros no queremos nada de separatismo. Sólo queremos una verdadera autonomía para manejar nuestros propios asuntos.
Pero no nos dejan los mismos partidos
Exactamente, lo poco que tenemos en la ley no lo usamos. Hay una ley de Lenguas que obliga a los edificios públicos a poner rótulos y tener traductores en las instituciones como la policía y los juzgados, pero nadie lo hace. La gente debe llevar su propio traductor. Menos mal que la mayoría de los criollos hasta cierta edad somos bilingües. Sólo una minoría, unos cuantos viejitos, sólo hablan ingles, pero ya ni les importa.
La ley de tierras es un gran logro. Ese reconocimiento es una gran cosa. El gobierno de Bolaños creo que fue el que empujó esa ley por recibir reales, pero no les gusta, están arrepentidos.
Lo importante de la Universidades es que los profesionales se queden aquí para el desarrollo de la región. Las dos dicen que tienen la filosofía costeñista. Mi esperanza sigue siendo la juventud, tiene que ser por lógica la juventud el relevo para cambiar las cosas.
La administración de justicia, hay todas clases de disparates. Yo escribí que la juventud debe hacer algo y mencioné que, cuando éramos jóvenes, ante la situación de injusticia y explotación, había un tal Millet, de la Casa Cruz, que era así, sacamos una manifestación publica, sin permiso, con un ataúd diciendo se murió doña Ley. La juventud debería hacer algo parecido.
¿Cómo se siente usted ahora, como persona?:
No he perdido la esperanza, es lo último que se pierde. No tengo el menor interés en política partidista. Voy a seguir escribiendo, molestando, pero sin ningún partido político. No tengo interés en ningún puesto notable. Quiero ver a los jóvenes de todos los grupos étnicos en acción.
¿Qué edad tiene?
Tengo 78 cumplidos en mayo.
¿Qué otra cosa le gustaría hacer, algo que tenga pendiente?
Me gustaría, aunque ha pasado de moda, poniéndose obsoleto, un periódico escrito. Un periódico local. Yo escribía semanalmente en la Información un editorial y después Juan Santamaría tenía El Debate. Después hicimos un periódico mimeografiado, un periodiquito loco, violento y hasta ofensivo para algunas personas. Un periodiquito arrecho. Teníamos algunas suscripciones y pequeños comerciales. Esto es un deseo nada más.
Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
Viernes, 29 de octubre de 2010
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