De que sirve tener carreteras en buen estado si no se libera las concesiones del transporte a la libre competencia, y que inviertan las empresas que pueden brindar un mejor servicio.
Aunque ahora tiene la carretera los buses de pasajeros están en pésimo estado y se dañan a medio camino.
Los costeños pagamos el pasaje mas caro del país, sin que las autoridades tengan capacidad de regularlo a estas comunidades que son las mas pobres del país.
A Bluefields se pagan 320 córdobas, a Puerto cabeza es 600 córdobas, pasajeros viajan amontonados, sillas pequeñas en mal estado, pésimo servicio del personal y unidades sucias, ningún bus cumple con la calidad para atender a ciudadanos que viajan mas de 8 horas continuas.
Unos 536 kilómetros separan a Managua de Puerto Cabezas, ubicado en el Caribe Norte de Nicaragua, realizar este recorrido vía terrestre es todo un reto y una necesidad para quienes a diario abordan las unidades de transporte que se movilizan hasta esta zona del país.
El 19 de octubre de este año se inauguró un puente sobre el río Wawa Boom, que facilitará el tránsito entre el Pacífico y el Caribe. Pero lo que no ha mejorado en esta zona, es el servicio de transporte público que se le brinda a la ciudadanía. Aunque el viaje en promedio debería durar doce horas, a veces dura mucho más, en esta travesía generalmente es segura la hora de salida, pero no la hora de llegada.
El costo del pasaje en bus hacia Puerto Cabezas es de 600 córdobas por persona, los buse salen de la terminal de El Mayoreo en tres horarios: a las doce del mediodía, seis de la tarde y ocho de la noche.
En esta ocasión viajan unas 50 personas sentadas, las que juntas han desembolsado unos 30 mil córdobas para pagar al dueño de la unidad. Adicionalmente van varias personas que no lograron un asiento y les ofrecieron irse en los famosos barriles a un costo de 500 córdobas, unos cuantos van de pie, porque se quedan en el camino.
El plan era viajar durante la noche del lunes y parte de la madrugada del día siguiente, pero estas personas no imaginaron que entre sus planes debían incluir las fallas mecánicas que podría presentar el bus, mientras avanzaban en la ruta hacia Puerto, de pronto escucharon un fuerte estruendo. A los minutos se enteraron de que una de las llantas había explotado y el bus esta vez corrió con suerte, no se salió de la carretera por la sobrecarga de mercancías que llevaba en la canastera.
Es de conocimiento público que los buses con destino a Puerto Cabezas viajan desde Managua con sobrecarga de encomiendas, transportan desde muebles hasta plasmas, refrigeradoras, cocinas, camas, motocicletas, abanicos, entre otras. No hay regulación, a pesar de poner en riesgo la vida de las y los pasajeros.
Las personas comentan que no es la primera vez que causa inconformidad entre las y los pasajeros la sobrecarga de objetos, porque esto ocasiona inseguridad en las vueltas de la carretera que podrían terminar en un accidente o en fallas del transporte.
Luego de media hora de revisión del bus. El chofer comenta que no podrán continuar el viaje hasta las 3:00 am, cuando alguna vulcanizadora inicie sus labores, en este momento el reloj se aproxima a las once de la noche. Algunos pasajeros exaltados bajo una combinación de sentimientos entre la euforia, la indignación y la impotencia, comienzan a gritar al unísono: ¡Que se mueva esta porra! ¡Irresponsables, devuelvan el pasaje!
Una señora se acerca al chofer y le dice: “Debíamos salir a las seis de la tarde, esperamos media hora para que terminaran de amarrar la carga. Nos detuvimos otra media hora para que echaran combustible y ahora una llanta ponchada. Si estamos pagando por un buen servicio”. “Cierto, siempre en lo mismo”, contestan desde el fondo del bus.
¿Por qué no echaron gasolina antes de salir?, ¿Revisaron el estado del bus?, ¿Andaban llantas de repuesto, por qué nadie sabe cómo cambiarla?, ¿Por qué no envían otro bus?, ¿Nos van a devolver el pasaje? ¿Nos van a reconocer el desayuno? Eran las preguntas de las y los usuarios.
En el bus de Transporte Centeno, que cubre la ruta Managua-Puerto Cabezas esta es una historia recurrente. Pero no hay respuesta de parte de los propietarios. “A todo les puede pasar un imprevisto, hay ocasiones que de repente nos enfermamos”, alegaban el ayudante y el chofer ante los reclamos de las personas.
El boleto del autobús señala que no es posible el reembolso de dinero, únicamente en caso de que el bus presente un desperfecto mecánico y ya no puedan continuar con el viaje. Sin embargo, en la práctica esta medida no es asumida “usted cree que estos van a perder, a ellos no les conviene devolver el dinero y cancelar el viaje, además en qué bus nos vamos a ir a estas horas”, asegura una señora.
22 horas después el bus finalmente llegó a Bilwi, en el camino las personas debieron resolver los compromisos que tenían para ese día, asumir el costo de la comida y llenarse de paciencia para llegar a su destino.
Las personas que viajan con frecuencia han identificado cuáles son los buses “porra”, como les llaman a las unidades que frecuentemente se dañan en medio camino. Transporte Centeno encabeza la lista, le sigue transporte Lily según las y los usuarios. Pero con tan pocas unidades, las personas no encuentran otra opción.
Bus amarillo para Bluefields
Recientemente el empresario de Bluefields, Wendelin Vargas, introdujo otra unidad que utiliza en el transporte expreso entre Bluefields y Managua.
De acuerdo a la empresa importadora estos buses pueden medir hasta 12 metros de largo y son utilizados para transportar a los estudiantes de primaria y secundaria estadounidenses, pero una vez que termina su vida útil en EE UU y Canadá, ya sea porque tienen un recorrido de 240 mil kilómetros o porque cumplieron 10 años de uso, según dicta la ley en algunos Estados, deben ser retirados y son traídos a Nicaragua, Honduras y El Salvador y donde las máquinas obtienen su segunda vida como transporte público
Una vez que llegan a Nicaragua, reciben un mantenimiento y embellecimiento según el gusto del cliente, cuenta Lucas Herrera, que tiene su negocio en la terminal Israel Lewites, en el suroeste de Managua,
Leandro Potosme es tapicero en Managua desde hace 18 años y señala que la modificación puede costar alrededor de 1, 500 dólares, depende de los arreglos que le hagan.
Señala que normalmente se le modifican los asientos donde caben dos escolares, pero la población del Caribe es alta, hermosa y estos asientos para dos personas resultan ser incomodos y apretados, las distancias entre las sillas son poco, no hay espacio para respirar bien.
En el Pacifico del País, incluyendo el trasporte departamental ha mejorado notablemente con buses de acorde a las necesidades del pasajero, son espaciosos, cómodos y de buen tamaño, algo que necesitan imitar los empresarios del Caribe.
Fuente. ¡Irresponsables, devuelvan el pasaje! Así es viajar en autobús a Bilwi. Onda Local.
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