En un nuevo acto de represión, el régimen de Daniel Ortega ordenó el destierro forzoso del sacerdote Floriano Ceferino Vargas a Panamá, tras ser secuestrado el domingo primero de diciembre después de oficiar misa en la iglesia San Martín de Porras en Nueva Guinea.
El líder campesino Medardo Mairena denunció el destierro como “un crimen de lesa humanidad”, señalando que Vargas fue expulsado por decisión directa del gobierno sandinista de los Ortega-Murillo.
La abogada y defensora de derechos humanos Martha Patricia Molina confirmó la información a través de fuentes de la iglesia católica nicaragüense. Este es el segundo caso de un sacerdote desterrado en menos de un mes, después que el 14 de noviembre fuera expulsado el obispo de Jinotega, Carlos Enrique Herrera, a Guatemala.
Vargas, un sacerdote indígena miskito de 56 años y originario de Waspam, era párroco de San Martín de Porres y había sido nombrado Vicario General de la diócesis de Bluefields en febrero de 2018, fue ordenado sacerdote en diciembre de 1995 y ha sido párroco de las iglesias católicas en Bilwi, Waspam, El Ayote, Nueva Guinea y Bluefields lugar donde era muy querido y estimado por la feligresía, en Bluefields es miembro fundador de la educación secundaria en el prestigioso Colegio San José.
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