El menor de esta doble tragedia, no sobrevivió. Ahora los padres esperan el milagro con la niña. Los niños ingirieron los alimentos sin saber que contenían químico para matar ratas.
La familia de Jasneylin, de tres años de edad, clama a Dios por un milagro de vida. La mañana de este miércoles, la menor, junto a su hermanito Wilmer de dos años de edad, ingirieron accidentalmente alimento mezclado con veneno para matar ratones.
Los padres de los niños habían colocado la comida envenenada en la cocina con la finalidad de exterminar una plaga de ratas que desde hace días acecha la vivienda, ubicada en la comunidad El Camarón, territorio de Tasba Pri, en el Caribe Norte de Nicaragua.
De acuerdo con el relato de los padres de los niños, la noche del 14 de febrero trituraron pastillas de gastoxin, un químico para tratar plantaciones de frijoles y las mezclaron con comida.
Sin embargo, el día miércoles, los hermanitos se levantaron en horas tempranas y comieron el alimento envenenado.
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Lucha por vivir
Los familiares confirmaron que los niños fueron llevados al centro hospitalario más cercano tan pronto se enteraron de la ingesta, pero Wilmer, se descompensó y perdió la vida casi de forma instantánea.
La pequeña Jasneylin logró sobrevivir a la intoxicación, luego de ser trasladada e internada en el hospital Nuevo Amanecer de Bilwi, municipio de Puerto Cabeza, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte de Nicaragua.
Por su parte, médicos del hospital de Bilwi, explicaron a los padres de la menor, que aunque la niña se había estabilizado, seguía “en peligro de muerte”, por lo que pidieron orar por un milagro que pueda salvar la vida de la niña.
De acuerdo con los galenos, las próximas horas son cruciales para la niña, debido a que podría complicarse más y perder la vida. Los familiares, amigos y vecinos de la familia afectada, sepultaron al pequeño Wilmer en el cementerio de la localidad.
Expertos recomiendan a las familias que si van a colocar algún tipo de veneno para exterminar plagas, a tener cuidado con los niños para evitar tragedia, sobre todo cuando los menores, aún no logran asimilar el peligro que representan los químicos.