Ileana Lacayo, la potente voz de mujer en el Caribe 

Se cumplió un año de su muerte, pero quienes la conocieron consideran que su legado perdurará por mucho tiempo en el periodismo nacional. 

Hay personas que hacen de su paso por este mundo una experiencia transformadora. Su forma de ser, su espíritu y carisma tocaron de manera positiva a quienes conocieron a Ileana Vanesa Lacayo Ortíz.

Era el 28 de julio 1974 el matrimonio blufileño de don Silvio Lacayo Marenco y doña Sonia Ortiz González, recibió a su segunda hija. 

Esta niña de hermosos ojos celestes, creció en un ambiente de mucho amor y disciplina.

Era curiosa, expresiva, y perfeccionista, pero en ese momento, no se le ocurría adentrarse al mundo de la comunicación. Hasta que una vez la invitaron a un programa de radio infantil y reconoció que aquello le apasionaba. 

A los catorce años de edad, ya locutaba en programas de las radios locales donde a esa temprana edad ya mostraba su decidida defensa por la libertad y la democracia. En 1990 con la derrota del sandinismo y con tan solo 16 años, Ileana junto a un grupo de jóvenes se tomaron la Radio Zinica. La toma que duró un día y medio se aprovechó por los jóvenes para anunciar a la comunidad el fin de la guerra y el inicio de una vida en libertad.

Al concluir su quinto año de secundaria se fue a México, a estudiar la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la universidad de Guadalajara, donde recibió el amor y apoyo de su tío Juan Lacayo, quien era catedrático de esa universidad. A pesar que él quería que su sobrina fuera una economista, ella defendió con determinación su sueño de adolescente.

– “Yo tengo mi objetivo y es ser periodista, comunicadora, mujer de medios de comunicación”, le dijo. El tío Juan tuvo que aceptar.

Una vez que concluyó su carrera, regresó a su caribe natal donde no solo se desempeñó como comunicadora, sino que además dirigió medios y se dedicó a la docencia para formar a otras generaciones de periodistas.

Ileana y su tío Juan, en México

Reconstructora de identidad 

Una de las grandes misiones de Ileana fue aportar a la reconstrucción de la identidad cultural caribeña y abogar por el respeto y la divulgación de las tradiciones y las problemáticas de aquellas comunidades históricamente en abandono.

“En el Caribe de Nicaragua ha habido muchas circunstancias muy complejas, no desde abril de 2018, sino, por ejemplo, en el caribe tenemos situaciones por toma de territorios de pueblos indígenas, también tenemos el asunto del narcotráfico, entonces ambos flagelos han traído una serie de amenazas hacia los periodistas”, advirtió Ileana en una entrevista para este medio de comunicación ofrecida en 2019. 

Es con el fin de visibilizar esas problemáticas que se convirtió en una fuerte aliada de la Asociación de Radios Comunitarias AMARC para Latinoamérica y el programa Centroamérica en Sintonía, donde trabajó con radios comunitarias en El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica y Ecuador.

Ileana fue la precursora y fundadora de los programas de comunicación en las universidades del Caribe: BICU y URACCAN, en donde fortaleció el Instituto para la Comunicación Intercultural (ICI) y junto con su equipo, y el apoyo de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), se inició la creación e instalación de la Red de Radios Comunitarias de URACCAN (RCU) en las dos regiones autónomas: Bluefields, Laguna de Perlas, Karawala, Nueva Guinea, Paiwas, Siuna, Rosita, Bilwi, Bonanza y Waspam desde donde contribuyó a la formación de nuevos talentos.

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Yahaciela Barrera, periodista de Radio La Costeñisima la recuerda como su “gran maestra”.

 

Ileana trabajando como reportera de televisión

“Nunca vamos a olvidar a Ileana, nunca vamos a olvidar su legado como periodista, para mí fue como una madre en todo el sentido, me formó, me enseñó a hacer cámara, aún yo trabajo pensando que ella se siente orgullosa de lo que ella formó”; expresó Barrera. 

“Soy una persona que ve las cosas con una arista de interculturalidad, de inclusión”, dijo Ileana Lacayo en una entrevista ofrecida a un medio digital en 2020, donde aseguró, además, que todo lo que ha hecho, fue “con amor y con principios”. 

Huellas imborrables 

Ya fuera como corresponsal del diario La Prensa o en el antiguo Canal 2, dejó una huella imborrable en el periodismo nacional donde trató siempre de retratar la realidad del caribe y defender a los más vulnerables.

En sus trabajos con medios de comunicación extranjeros como, CNN, Telemundo, Teletica Canal 7, siempre proyectó la realidad de las comunidades del Caribe y su potencial económico y cultural. 

Gladys Luna, académica ambientalista la recuerda como una mujer de fuerza y

esperanza que inspiró a muchas personas.

“Ileana fue para mí esa figura de fuerza, de fortaleza, de positivismo, de pro activismo, una mujer que en medio de sus propios problemas te daba paz y una serenidad de que las cosas van a estar bien y siempre mantuvo la esperanza de que si hoy era un día difícil mañana sería mejor”, señala.

Testigo de un hecho traumático

Después del asesinato del periodista Ángel Gahona el 21 de abril de 2018, sufrió persecución, acoso, hostigamiento y acusaciones por parte de la policía y del gobierno, tras haber presenciado el traumático hecho y haber denunciado que fueron los agentes quienes perpetraron el crimen.

“Eso fue una situación muy dura para los que estábamos ahí, para todos los periodistas, y de manera personal muy duro también ver que asesinan a un amigo”, dijo entre sollozos Ileana.

 “Yo tomé el rol de denunciar públicamente en medios nacionales e internacionales qué era lo que había pasado (…) entonces el gobierno me culpabiliza de que yo soy la persona que planificó el asesinato de Angel”, contó en un video testimonial del programa Shelter City, que le otorgó un periodo de protección temporal durante su etapa de exilio, al que se vio forzada tras las acusaciones oficialistas.  

Ileana lloraba recordando aquellos hechos que cambiaron su vida y la del periodismo nicaragüense en general.  Decía que era “lo más difícil” que le había tocado vivir en su carrera. 

Ileana en un homenaje de los periodistas de Bluefields a Sergio y Ángel

Cohesionó al periodismo en el exilio 

Aunque el programa Shelter City le permitió una breve estadía en Holanda, la mayor parte de su exilio la pasó en Costa Rica entre 2018 al 2020, desde ahí siguió en la lucha promoviendo la unidad del periodismo. Abriendo el capítulo de periodistas nicaragüenses independientes en Costa Rica. 

Ella nunca se detuvo, en Costa Rica fue parte del equipo de comunicación del Centro por la Justicia y el Desarrollo Internacional (CEJIL). También estuvo en el equipo de redacción y organización de conferencias y paneles sobre la crisis política en Nicaragua, también en la oficina de comunicación e informes con la Universidad de Costa Rica (UCR).

Ileana Lacayo se integró a varios colectivos que apoyaban a periodistas independientes

“Siempre he sido una persona inquieta, un poco rebelde y con espíritu de organizarme (…) de apoyar, de involucrarme en todo lo posible, pero sobre todo en causas sociales, en luchas sociales y sobre todo por la reivindicación de derechos”, dijo al medio de comunicación Intertextual cuando se postuló como integrante de la Comisión Ejecutiva de la Asociación de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua, PCIN.

Tras dos años fuera de su país, decidió regresar y continuar demandando justicia y libertad para Nicaragua. Enfrentó el asedio desde la puerta de su casa y a pesar de eso seguía siendo una voz de denuncia desde el caribe. 

A pesar de la persecución formaba parte del equipo de Noticias de Bluefields, donde abanderaba la libertad como un derecho indispensable para la restauración de la democracia en el país. 

Luis Barrera, poblador de Bluefields, manifestó: “Yo resumiría a Ileana como una persona autónoma, independiente, un referente en la comunicación”.

Murió a causa del Covid19 el 29 de abril de 2021.

“Siempre estaba con todos los periodistas en los momentos difíciles”, dijo Lucía Pineda Ubau en una transmisión en vivo donde se anunció la trágica noticias.

Funerales de Ileana Lacayo en Bluefields 

“Siento que los colegas de Bluefields se quedan huérfanos, porque ella era como la gran mamá, desde el punto de vista profesional que siempre los acuerpaba”, indicó la reconocida periodista.  

La niña de ojos azules no fue una mujer común. Su voz extraordinaria era temida por sus detractores y para muchas personas dentro y fuera de su Costa Caribe, era la potencia de la denuncia y el grito incansable de libertad.