Joven buzo murió sin que haya protección a sus vidas

Los buzos misquitos del Caribe nicaragüense mueren por descomprensión sin que el gobierno ofrezca protección en sus labores y la seguridad de sus familias.

El joven buzo Marcos Alvarado Pinock, de 22 años de edad, falleció este martes 16 de enero por síndrome de descompresión, cuando realizaba faenas de pesca, a 112 millas náuticas al noreste del municipio de Puerto Cabezas, Costa Caribe Norte.

Así lo informó una nota del ejercito donde únicamente se limitan a realizar el traslado sin que se determine responsabilidades sobre la seguridad y garantías laborales en la vida de los buzos del caribe que en busca de sobrevivir arriesgan su vida sin que haya seguro de vida o atención especializada para atender estos casos.

De acuerdo a un estudio, los buzos trabajan en jornadas que se inician al amanecer y terminan al ponerse el sol. No cuentan con trajes ranas ni con relojes o instrumentos para medir la profundidad, solamente con su ropa interior;71 bajan totalmente desprotegidos al mar y así permanecen hasta 12 horas diarias.

Realizan varias salidas al día desde el barco nodriza en la pequeña embarcación del cayuquero. En cada salida, los trabajadores del buceo queman o consumen entre 4 y 6 tanques de aire comprimido; los tanques contienen entre 2,500 a 3,000 lbs. y para quemar cada tanque estos pasan sumergidos bajo el agua entre 25 a 30 minutos.

Ante la difícil situación económica y la falta de empleo, muchos jóvenes sin ninguna practica se ganan la vida en labores de pesca riesgosa, los acopiadores de langosta financian y proveen de algún equipo, en la mayoría de los casos incompleto y obsoleto,

Estos acopiadores entregan a los buzos combustible y hielo en concesión y compromiso que cuando capturen la langosta se la vendan a ellos; los acopiadores a su vez son financiados por la empresa con el mismo compromiso.

De esta forma la empresa toma distancia de la operación y elude responsabilidades, principalmente en las comunidades indígenas, donde se realiza la actividad sin control institucional y sin garantías humanitarias de ningún tipo.

Mientras no haya protección a la vida de los buzos, mas continuarán perdiendo su vida o quedan parapléjicos incapacitados.

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