“Siempre me gustó estar organizada y ayudar a los demás, pero por circunstancias de la vida, me enfermé cayendo en desgracia y con necesidad hasta quedar en una silla de rueda, y aunque me cuesta aceptarlo le pido fuerza a Dios para seguir adelante”
Hace cinco años fue diagnosticada con Insuficiencia Renal Crónica IRC. Constantemente se cansa y suda, desde entonces su vida no es la misma.
Un doloroso tratamiento que se viene realizando desde hace cinco años, cuando sus riñones comenzaron a descompensarse y su cuerpo a llenarse de líquido debido a las continuas infecciones renales que venía padeciendo desde el año 2002 cuando apenas era estudiante de la carrera de Comunicación Social.
“Aunque mi papá no quería, yo siempre opté por estudiar periodismo. Esa era la carrera que me apasionó y logré culminar, pero nunca me imaginé que un obstáculo en el camino evitaría que la ejerciera con libertad”, dice Yubelka.
Tiene 40 años y aún recuerda las buenas épocas, su alegre adolescencia, su juventud recorriendo los dinámicos pasillos de la Universidad Centroamericana donde estudió Comunicación Social.
Olivares logró graduarse en el 2005 en la UCA, desde entonces empezó a trabajar en la radio ‘La Cariñosa’, una emisora local donde fundó la revista ‘Que Hay’.
En esa época fue diagnosticada con Insuficiencia Renal Crónica (IRC), desde entonces iniciaron las dolencias físicas, dificultades económicas y con ellas las hemodiálisis.
Afectaciones causadas por las hemodiálisis
Recientemente esta joven periodista celebró sus 40 años, a simple vista se muestra una mujer fuerte, alegre y dedicada pero las tres hemodiálisis que se realiza por semana, desde hace cinco años, le han absorbido todos sus vitaminas y minerales hasta debilitar sus huesos.
Su brazo izquierdo está marcado por una cicatriz. Es el catéter incrustado en su vena para que pueda ser conectada a una máquina que la ha dejado postrada en una silla de ruedas.
“Empecé con un padecimiento de infección renal, luego vino la diabetes e hipertensión. Recuerdo que pese a tener estos males, no seguí el tratamiento al pie de la letra debido al trabajo en las calles, hasta que los dolores y molestias se fueron agravando, pero cuando me alerté la enfermedad ya había avanzado y causado daño.
Ahora soy una de los más de 3 mil pacientes renales que se atienden en una clínica privada en el occidente del país”, describe Olivares y cuenta que sus riñones no pueden cumplir la función de depurar la sangre.
Para Yubelka no ha sido fácil continuar con el proceso de tratamiento, la situación económica le impide mantener una dieta saludable que le permita mejorar su calidad de vida, “el proceso ha sido fuerte y la vida me ha cambiado 180 grados.
Dice la periodista al describir a la agresiva máquina que se encarga de lavar la sangre y extraerle hasta dos litros de agua en cada sesión-
Esta enfermedad es dolorosa, produce calambres, taquicardia y te consume todo hasta los huesos no solo te saca el agua retenida en el cuerpo sino también destruye el resto de los órganos” indica.
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Sin apoyo
La comunicadora está agremiada al Colegio de Periodista de Nicaragua (CPN) pero asegura sentirse abandonada por la organización a la que se afilió desde hace 12 años, con el fin de sentirse respalda y representada, sin embargo, dice que la han olvidado a pesar que están al tanto de su problema de salud.
“He expresado mi problema a la directiva departamental y nacional, incluso les envíe facturas de los medicamentos que tengo que cubrir, pero no me han tomado importancia. No me visitan ni me llaman, a pesar de que ellos (el CPN) tienen mi contacto”.
Lamentó que a estas alturas no haya recibido una llamada de Leonel Laguna, presidente del CPN, menos de la junta directiva, quienes se muestran indolentes ante la crisis que atraviesa el gremio.
En el olvido
“Hace mucho tiempo que no recibo una llamada para saber si estoy viva, si he mejorado, o por lo menos para escuchar el apoyo de solidaridad, pero no hay sensibilidad ni compañerismo de los colegas porque se han olvidado de quienes estamos viviendo una situación crítica como la mía, que sólo estoy esperando el llamado de Dios”, recalcó Olivares
“Siempre me gustó estar organizada y trabajar para ayudar a los demás. Pero por circunstancias de la vida di un giro de 180 grados, me enfermé cayendo en desgracia y con necesidad hasta quedar en una silla de rueda y aunque me cuesta aceptarlo le pido fuerza a Dios para seguir adelante
“Lo mínimo que espero de ellos (Colegio de Periodistas de Nicaragua ) es un cariño, una llamada, un apoyo, pero han perdido la insensibilidad y están duros con el dolor ajeno”, expresó.
Olivares forma parte de un gremio asediado, desprotegido por derechos laborales. Aunque trabajó 15 años, nunca cotizó seguro social. Hoy está desempleada y enferma, sólo cuenta con el apoyo de un familiar y lamenta el abandono y las condiciones en que vive a diario.
Tiempos difíciles
“La situación es dura y el médico recomienda una dieta saludable pero mi economía no lo permite y me debo ajustar a lo que tengo, aunque sea arroz y frijoles. Dios no me ha abandonado Él provee.
Hay medicamentos caros, pero muchos de ellos no los cubren en el seguro, estoy pagando un seguro facultativo que no es suficiente para cubrir todo el tratamiento que demanda esta enfermedad”, destacó.
Enfermedad terminal
Para la comunicadora no es fácil tener que lidiar con una enfermedad terminal que le ha quitado la libertad de poder movilizarse, pero su condición no ha sido un impedimento para seguir informando a la comunidad a través de las redes sociales, un mecanismo que dice le ha servido como terapia para sentirse viva y útil en medio de la desgracia que le toca vivir.
“Dios es mi fortaleza y misericordia. Antes me pagaban con publicidad y en mi condición es difícil trabajar y devengar un salario de una empresa de comunicación. Ahora estoy aquí, en esta silla de rueda sonriendo, con un carácter dócil, con fuerza y ánimo para seguir adelante realizando colaboraciones e informando a nuestra comunidad”
“Pienso no desistir y seguiré luchando ahora desde las redes sociales porque me mueve una pasión y renunciaré hasta el día que cierre mis ojos”, dijo entre sollozos.
Falta de información
La IRC es una enfermedad crónica, que se origina por otras patologías, como diabetes, hipertensión arterial, enfermedad renal poliquística o enfermedad glomerular e incluso por los malos hábitos alimenticios y automedicación. Se ubica entre la primera causa de muerte en la población que habita en el occidente del país, en la última década.
Los médicos especialistas en nefrología que atienden esta problemática de salud son pocos en el país, es por ello que se requiere de acciones inmediata sobre temas de prevención para evitar que el paciente llegue a una enfermedad renal crónica, como la que vive Yubelka quien lucha todos los días por su vida, aunque las posibilidades sean inciertas.