Ulwas se unen para construir iglesia Morava en Karawala 

Ventas de productos a base de coco, comidas típicas y destace de animales son algunas de las actividades que realiza la feligresía de la iglesia Morava en esa comunidad cada fin de semana 

La Iglesia Morava se estableció en la comunidad de Karawala en 1920 por misioneros Moravos que llegaron a esta tierra indígena a llevar la fe. Este templo fue construido de madera, con un estilo inglés y colores predominantes como el rojo y el blanco, característico de todas las iglesias de esta religión.

Por los años 1994 la iglesia Morava nacida en tierra Ulwa, fue reconstruida de cemento, para albergar a la feligresía que crecían en número rápidamente. Actualmente posee 400 comulgantes activos y comprometidos con las actividades que organice la misión.

La población Ulwa cada domingo se une para elaborar productos que se puedan comercializar entre las familias para recaudar fondos, ya que una “gran obra de Dios” está por finalizar.

“Lo que hacemos es hornear pan, soda queque, pico, toto, pan dulce para la iglesia, estamos luchando para la iglesia, estamos construyendo una casa, para un fondo que estamos recogiendo para comprar los materiales”, dice doña Susana Cruz mientras despacha sus productos.

Las mujeres no solo se encargan de vender, también limpian y mantienen adornado el templo.

Para continuar recibiendo las sagradas escrituras en tanto se termina el templo, los comunitarios construyeron una pequeña choza improvisada, que solo posee dos paredes en un pasto verde.

Un millón de córdobas recaudado

El templo medía 40×20 metros aproximadamente; la nueva iglesia medirá 100×60 metros, donde esperan albergar a mil comulgantes, entre grupos de niños en escuelas dominicales y líderes ancianos.

La mano de obra ha sido toda local, jóvenes de la congregación diariamente se unen en grupos de treinta para levantar su casa espiritual. En tanto las mujeres desde a casas pastoral cocinan para alimentar a los colaboradores.

Con la visita del Reverendo Oliver Hodgson y la consagración de la tierra donde se construiría la iglesia, en abril 2019 inició el proyecto. 

Hoy en día lleva un avance del 60%, se han invertido al menos un millón de córdobas, recaudados con el esfuerzo de la comunidad mediante el diezmo, ventas de comida y productos a base de coco, además del apoyo de algunas instituciones del municipio.

Para el pastor Carlos Simmons la construcción del templo no solamente será para la congregación, si no para beneficio del municipio en eventos climatológicos, es decir, será también un albergue para las cinco comunidades de la Desembocadura de Río Grande.

“Cuando viene un huracán, vienen de las cinco comunidades, no tenemos un albergue grande, ni albergue tenemos, la iglesia a veces no tiene capacidad, por eso hablamos con la congregación, y ver la manera de hacer más grande, aunque nos cueste, pero nosotros vamos a ser una iglesia grande para todos los hermanos de las comunidades”, añadió.

Los comunitarios esperan ver la iglesia finalizada en 2023, un reto muy grande en una comunidad donde no hay una gran taza de empleo, las familias mayormente viven de la pesca y la agricultura, como forma de alimentación y comercio.

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